El largometraje independiente, ópera prima del estadounidense Colin Krawchuk, que llega este jueves a salas presenta una propuesta con realización, efectos visuales y truculencia que no logran compensar una historia insustancial y amateur desde el guion y el universo planteado por el filme.
El filme, que se estrena este jueves, pone al actor en la piel de un jubilado agente de operaciones especiales del gobierno estadounidense que lleva 20 años recluido en las Islas Caimán y embebido en alcohol, tras haberse tenido que retirar de sus funciones forzosa y anticipadamente.