En un mundo donde la escasez de espacio y la necesidad de soluciones sostenibles son cada vez más urgentes, Mónaco ha encontrado una forma innovadora de expandir su territorio. Con la inauguración de Mareterra, un nuevo y exclusivo distrito ecológico, el pequeño principado no solo ha sumado terreno ganado al mar, sino que también ha dejado claro que el lujo y la sostenibilidad pueden coexistir. Seg{un detalla CNN, este desarrollo de 2.000 millones de dólares (alrededor de 2.1 mil millones de euros) promete ser un ejemplo de cómo los avances tecnológicos y las iniciativas verdes pueden transformar un espacio ya de por sí limitado, tanto en términos geográficos como económicos.
Famoso por su exclusividad y como refugio para los más ricos del planeta, el principado ha sorprendido al mundo con su más reciente proyecto: una expansión que no solo añade más de 15 acres (6 hectáreas) a la superficie del principado, sino que también redefine el concepto de urbanismo de lujo. Inaugurado por el príncipe Albert II, Mareterra es mucho más que un conjunto de viviendas de alto standing; es una apuesta por la sostenibilidad y la preservación ambiental, en una región donde la escasez de espacio ha llevado a realizar proyectos de recuperación de tierras sobre el mar durante décadas.
Con un precio de venta estimado de 100.000 euros por metro cuadrado (alrededor de 9.750 dólares por pie cuadrado), esta eco-ciudad se presenta como el lugar donde convergen la exclusividad, la arquitectura de renombre y el compromiso con el medio ambiente. Pero, ¿cómo se logró tal hazaña en un lugar con tan pocos recursos naturales disponibles? La respuesta está en su diseño innovador y la visión de expertos que combinaron la ingeniería, la arquitectura y la ecología para dar forma a este espectacular distrito.
Mareterra, un desarrollo sobre el mar
El corazón de este proyecto está en su diseño: un eco-distrito que ha sido erigido sobre tierras ganadas al mar en el mar Mediterráneo. Este proyecto, que comenzó en 2013, se basó en la construcción de enormes cámaras de concreto conocidas como caissons, que se colocaron sobre el lecho marino antes de ser drenadas y rellenadas con 750.000 toneladas métricas de arena. El resultado es un nuevo espacio urbano que extiende las fronteras de Mónaco en un 3% adicional, un incremento significativo para una ciudad que ya se caracteriza por su densidad de población, con casi siete de cada diez residentes siendo millonarios, según la firma inmobiliaria Knight Frank.
Mareterra no es solo una extensión física, sino también un complejo de lujo que incluye marinas privadas, un paseo marítimo y una variedad de viviendas exclusivas. La zona contará con más de 100 apartamentos y 10 villas palaciegas, diseñadas por algunos de los arquitectos más famosos del mundo, como Renzo Piano, quien es conocido por su trabajo en el Centre Pompidou de París. Además, otras figuras de renombre como Norman Foster y Tadao Ando han aportado su visión al proyecto, creando estructuras que no solo destacan por su estética, sino también por su funcionalidad y compromiso con el medio ambiente.
Un proyecto ecológico de lujo
Una de las características más destacadas del proyecto es su enfoque en la sostenibilidad. Si bien la expansión sobre el mar ha sido históricamente un tema controvertido debido a los impactos ambientales que genera, este desarrollo ha sido diseñado con un enfoque ecológico para mitigar posibles efectos negativos en la fauna marina. Según los desarrolladores, se han tomado varias medidas para preservar el ecosistema marino. Se han consultado expertos en biología marina y se han creado hábitats artificiales para fomentar la vida marina, incluidos lechos de hierba marina artificiales.
En línea con sus objetivos ecológicos, el 80% de la energía necesaria para calefacción y refrigeración de Mareterra provendrá de fuentes renovables, incluidas instalaciones solares que cubrirán más de 1.2 acres (aproximadamente 0.5 hectáreas). Este tipo de inversión demuestra un compromiso con la sostenibilidad y el uso eficiente de los recursos, algo que Mónaco, bajo el liderazgo del príncipe Albert II, ha promovido activamente a lo largo de los años.
Como era de esperar, las propiedades de Mareterra no son accesibles para todos. Con precios de más de 100.000 euros por metro cuadrado, las viviendas de lujo en el nuevo distrito están dirigidas a un selecto grupo de compradores. Este precio es casi el doble de la media en Mónaco, lo que sitúa a este desarrollo en la categoría de élite inmobiliaria. Sin embargo, a pesar de su elevado costo, el impacto económico del proyecto es innegable. La venta de propiedades generará una considerable fuente de ingresos para el gobierno de Mónaco, que se beneficiará de un impuesto del 20% sobre las ventas de bienes raíces, una tasa que refleja la importancia económica de este tipo de desarrollos.
El gobierno también ha logrado integrar infraestructuras adicionales como la expansión del Grimaldi Forum, el famoso centro de convenciones de Mónaco, que también forma parte de Mareterra. Esto no solo ampliará las opciones de entretenimiento y negocios en el principado, sino que fortalecerá aún más la imagen de Mónaco como un centro internacional de lujo y sofisticación.
El proyecto no es el primero de su tipo en Mónaco. La historia del principado está marcada por una serie de desarrollos de recuperación de tierras que han transformado la geografía local. Desde los distritos de Larvotto y Fontvieille, que se expandieron en las décadas de 1960 y 1970, la construcción sobre el mar se ha convertido en una característica definitoria del principado.
A pesar de las críticas ambientales, los esfuerzos de Mónaco para expandirse sobre el mar han sido una respuesta directa a la escasez de espacio. Hoy en día, más del 25% del territorio de Mónaco es tierra ganada al mar, lo que subraya la importancia de estos proyectos en la preservación y el crecimiento de la ciudad-estado.
Mareterra no es solo un avance arquitectónico, sino también un símbolo de cómo las ciudades del futuro pueden fusionar lujo, innovación y respeto por el medio ambiente. Aunque su construcción ha tenido un alto costo, tanto ecológico como financiero, este proyecto podría marcar el comienzo de una nueva era para las ciudades costeras del mundo.