Se enfrentó a su mentor político y se convirtió en el jefe de campaña del peronismo local en el 2015. Hoy enfrenta a la Justicia por trasladarse a Paraguay con más de 200 mil dólares. Cómo fue su meteórica carrera
Edgardo Kueider nació en Buenos Aires pero se afincó en Concordia cuando no era la ciudad más pobre del país sino un pujante centro industrial, de producción citrícola y nodo ferroviario. Cursó sus estudios en la Escuela de Comercio N.º 1 “Gerardo Victorín” donde comenzó a mostrar dotes de político. En 1990 fue elegido delegado de la escuela para integrar Estudiantes Concordienses Unidos, una organización que gestiona los festejos estudiantiles desde junio hasta septiembre. El manejo de dinero de ECU siempre estuvo bajo un cono de sombras, ya que en aquellos días se trataba de una organización que administraba gran cantidad de dinero en efectivo y, muchas veces, en negro.
Como estudiante universitario, Kueider comenzó a militar en la Juventud Peronista. Nunca recibió un título, pero en la Universidad Nacional de Entre Ríos guardan el recuerdo de que se enfrentó a la Franja Morada y que su caballito de batalla fue una fotocopiadora para hacer copias más económicas. En 1998 decidió competir por la conducción de la Juventud Peronista, que ese año se normalizó. Los dirigentes de peso del justicialismo de aquel entonces (Jorge Busti, Augusto Alasino, Juan Carlos Cresto) habían acordado otro nombre para la JP en Concordia. Kueider no se achicó y se arrojó a la palestra. Hizo campaña subido arriba de un carro.
Su desparpajo le permitió conseguir un lugar en la lista de concejales de Hernán Orduna, quien llegó a la intendencia en 1999. La relación con el intendente marcaría una constante en la vida pública de Kueider: más tarde o más temprano, se despega de su mentor para dar un salto y ampliar sus horizontes. El golpe que dio con Orduna fue quedarse con la presidencia del Concejo Deliberante, el segundo lugar de relevancia institucional, apalancado en la oposición. El vínculo se quebró.
Poco después siguió su carrera política en el Nuevo Espacio, un agrupamiento de sectores no menemistas del PJ que se aglutinó con parte de la diáspora radical de principios de siglo y con dirigentes sindicales de la CTA que, siguiendo el ejemplo de Víctor de Gennaro, se sumaban a la política. A la par, desarrolló un emprendimiento privado ligado a la informática y la comunicación. Llegó a tener en Concordia un sitio web de noticias. Se llamó Hora Digital.
Al poco tiempo abandonó el proyecto Nuevo Espacio y volvió a la actividad pública como segundo de la Unidad de Gestión Local de PAMI. Pero fue su manejo de las nuevas tecnologías y de la comunicación lo que llamó la atención de Gustavo Bordet quien asumió a fines de 2007 como intendente de Concordia. Su cargo formal fue secretario de Gestión Participativa para el Desarrollo Local. Apeló a muchos instrumentos, como crear una radio municipal. En 2015, Bordet venció a Alfredo De Angeli por escaso margen en la lucha por la gobernación. Kueider fue el jefe de campaña.
Esto le valió recalar en la secretaría general de la gobernación, una virtual Jefatura de Gabinete. El área absorbió el Ministerio de Comunicación y Cultura. Esa cartera había sido creada, entre otras cosas, a fin de concentrar el manejo de la publicidad oficial y la relación con los medios. El único ministro que ocupó ese sitial fue Pedro Báez. Ahora está cumpliendo prisión preventiva en el marco de una causa donde está condenado a 6 años y 6 meses de cárcel.
“Hablen con el Turco”
A cargo de la secretaría general se convirtió en el hombre de confianza del gobernador para resolver los aspectos operativos diarios de la gestión. El resto de los ministros hablaban con Kueider antes de llegar a Bordet. La frase “hablen con el Turco” era un latiguillo constante que permeaba todas las decisiones de gestión relevantes.
En 2017 Bordet le encargó que fuera jefe de la campaña para los comicios legislativos. También tuvo voz en el armado de la lista del PJ. Pese al despliegue de recursos, el peronismo sufrió una dura derrota. La estrategia de Kueider fue sostener que la caída no afectaba a la administración provincial ni a Bordet porque eran comicios nacionales y no provinciales.
En 2019, Kueider fue una de las personas que Bordet escuchó para el armado de la nómina con la que compitió por la reelección y la decisión de desdoblar la votación provincial de las nacionales. El mandatario entrerriano, que quería que Roberto Lavagna fuera el candidato del peronismo como representante del Peronismo Federal, aceptó con más resignación que ganas el encolumnamiento detrás de la fórmula Alberto Fernández – Cristina Kirchner.
Tras una victoria aplastante, Bordet quedó como el dueño de la escena local. Una semana después de obtener la reelección cerraban las listas nacionales. El peso específico del gobernador bastó y sobró para que fuera Kueider quien encabezara la boleta al Senado. El candidato tuvo también un rol fundamental en la campaña electoral. El resultado, sin embargo, no fue bueno. El PJ fue derrotado y Kueider ocupó la banca de la minoría.
Con Bordet en Paraná y Kueider en Buenos Aires la relación no fue la misma. Además, el senador se preparaba para dar otro salto. A su referente le quedaban 4 años y luego, sin chance de reelección, se eclipsaría. En esa búsqueda, Kueider intentó pegarse en una relación directa con Alberto Fernández. Pero no pudo forjarla y terminó rompiendo, junto con otros senadores, el entonces bloque oficialista. Esto le valió el primer quiebre con Bordet.
Navegó a dos aguas durante bastante tiempo. El caso paradigmático fue el de la jueza de Casación Penal Ana María Figueroa. La magistrada había cesado en su cargo al cumplir los 75 años. El Senado debía tratar de nuevo su pliego. Todos esperaban que Kueider votara con la oposición. Pero levantó la mano con el oficialismo.
En los comicios de 2023, trabajó codo a codo en Concordia con la familia Cresto, archirrivales históricos de Bordet. Las tensiones internas y 40 años continuos de gobiernos peronistas generaron el caldo de cultivo justo para que Juntos por el Cambio se quedara con la intendencia.
El parteaguas de la relación con Bordet fue la votación de la Ley Bases. Sectores del PJ Entre Ríos pidieron su expulsión. El tema fue morigerado en el Congreso partidario de septiembre que pateó para adelante y delegó en una comisión la resolución de las acusaciones. Lo ocurrido en Paraguay trastocó todo. Bordet, que a pesar de lo que había acontecido lo seguía sosteniendo dentro de la estructura partidaria, anunció ayer que la luz verde se cortó.
“Esto es dinámico. Una cosa es una inconducta partidaria. Y otra diferente es cuando hay algo que tiene todos los visos de un ilícito que deberá ser aclarado y justificado. Son dos cosas completamente distintas”, razonó Bordet en declaraciones al sitio local APFDigital.