Cristina Kirchner ordenó que sus senadores hagan caer los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema, en respuesta al pacto de Javier Milei y Mauricio Macri.
«Dos cenas de milanesas y la señora rompió todo», admitieron a LPO altas fuentes del Senado, luego de que Cristina dispusiera que Anabel Fernández Sagasti se retirase de la comisión en la que estaba exponiendo García-Mansilla.
«Levantó a la mendocina de la reunión y dieron vuelta todo con Di Tullio», graficaron.
El gobierno entró en emergencia ante lo que se asoma como otra derrota para Santiago Caputo, que impulsa las candidaturas de Lijo y García-Mansilla. Por eso, mientras quedaba en claro que no aparecían las firmas para el pliego de Lijo a una semana de su audiencia pública, convocaron de urgencia al jefe de bloque libertario, Ezequiel Atauche, que asistió con el diputado Santiago Santurio. Fuentes al tanto de la situación dijeron a LPO que Santurio salió corriendo para la Rosada desde el Congreso.
El diputado de San Miguel es cercano a Santiagao Caputo, . Este último reveló este miércoles que el cargo se lo ofreció el líder de los Peaky Blinders y que nunca se vio con Javier Milei.
La confusión en La Libertad Avanza parecía ser total. Mientras se definía la expulsión del bloque de Francisco Paoltroni, el presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, admitió en declaraciones a CNN Radio que había «conversaciones» con el kirchnerismo para ampliar la cantidad de miembros de la Corte Suprema.
«Claramente hay que decirle a la ciudadanía que, para que un juez de la Corte tenga el pliego aprobado, se necesitan los dos tercios, o sea, se necesitan 48 votos. Dentro de la debilidad parlamentaria de La Libertad de Avanza tenemos diálogo con todos los sectores del Senado», había argumentado.
En los pasillos del Congreso confirmaron a LPO que, frente a la debilidad del bloque libertario, senadores de los bloques aliados habían asumido la tarea de juntar los votos para Lijo.
El rumor es que sus interlocutores por el peronismo serían Mayans, apuntado por Cristina en las últimas 48 horas, y el sanjuanino Sergio Uñac. Mayans se ahorró nuevos cachetazos y se fue a Formosa, por lo que no estuvo este miércoles en el Senado.
Sin embargo, todo habría empezado a naufragar por la estocada de Macri contra Caputo y el mazazo de Cristina sobre el formoseño. «Nos estamos haciendo cargo de la Justicia nosotros pero no sabemos cómo termina», dijeron cerca de un opositor amigable a LPO mientras García-Mansilla respondía preguntas de los opositores en el Salón de las Provincias.
Esa situación incomodaba sobre todo al kirchnerismo, que aparecía como sustento de Lijo sin considerarlo un magistrado propio. «Lijo es el candidato del gobierno y nosotros, desde el peronismo, queremos votar uno nuestro porque somos 33 para llegar a los dos tercios», repetían casi todos los despachos de UP.
La excepción provenía de los senadores que, tal como informó LPO, están dispuestos a votar los pliegos como vienen, en acuerdo con los gobernadores. «Mayans y los senadores de los gobernadores vendían que tenían los votos pero no era tan así», acusaron desde el oficialismo.
Por otro lado, uno de los aliados del gobierno advirtió que ningún libertario estaba juntando las firmas para el dictamen de Lijo, descansando en el compromiso de los senadores con los que el juez charló. «Es el candidato el que trabaja en sus apoyos de forma autogestiva», admitieron.
Pero la preocupación central pasaba por el desapego del gobierno para conseguir el respaldo al dictamen de García-Mansilla. «No hay que olvidarse que algunos están rosqueando la firma del dictamen de Lijo pero nadie sabe quién carajo va a firmar por García-Mansilla y el gobierno pretende que todo sea un combo», indicaron a LPO.
Como sea, el desconcierto llegó a su punto máximo cuando el candidato admitió que no conocía personalmente al presidente Javier Milei y que la postulación se la había ofrecido Santiago Caputo. «Es un quilombo. Abdala está pintado al óleo, Ezequiel Atauche no aparece y con Paoltroni y Villarruel no podemos contar, así que nadie sabe bien qué puede pasar», asumió un legislador interesado en que ambos se conviertan en ministros del supremo tribunal.