La conformación de la Comisión Bicameral de Inteligencia en el Congreso agudizó al extremo la pelea entre Victoria Villarruel y Karina Milei, en medio del escándalo por el decreto presidencial que amplió en 100 millones de dólares el presupuesto para los Fondos Reservados de la SIDE.
Mientras que Karina Milei y Martín Menem impulsan al entrerriano Edgardo Kueider para quedarse con la jefatura de ese cuerpo, la Vicepresidenta respalda al misionero Martín Goerling para ese puesto.
Al igual que en cada tópico de la gestión, el antagonismo interno se ordena con Santiago Caputo y la hermana del presidente Javier Milei por un lado y su compañera de fórmula por otro. En este caso, la confrontación podría ser explosiva porque están en juego los recursos que administra, sin rendir cuentas públicas, el aparato de inteligencia del Estado, en manos de Sergio Neiffert, otro delegado de Caputo en el gobierno.
En junio pasado, LPO reveló que la Fundación por la Paz y el Cambio Climático radicó una denuncia por la que solicitó indagar sobre el uso de fondos reservados de la por entonces AFI para sobornar a periodistas y legisladores, apuntando contra Caputo y Menem pero también contra el jefe de Gabinete eyectado, Nicolás Posse, y el vocero presidencial, Manuel Adorni. El expediente recayó en el juzgado de María Servini y su impacto solo se diluyó porque la misma jueza tuvo a su cargo la investigación sobre las detenciones irregulares de 30 personas durante la represión policial de las manifestaciones contra la aprobación de la Ley Bases en el Senado.
De hecho, esa tensión entre Villarruel y Karina mantiene frenado el trámite para la renovación de autoridades pero no impide que sigan desempeñando sus tareas los legisladores que la integran con antelación, lo cual habilita al presidente en ejercicio de la comisión, Leopoldo Moreau, a investigar los testimonios de los detenidos durante la represión del último 12 de junio. Como informó LPO, el diputado de Unión por la Patria encontró que las personas apresadas por las protestas fueron sometidas a interrogatorios políticos y los abogados de organismos de derechos humanos hablan de «apremios ilegales».
Por eso, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, intervino desesperadamente en el Congreso para apurar la conformación «sin el peronismo». Su intentona fue parada en seco por los bloques aliados, quienes temieron que el escándalo se los llevara puestos también.
La lucha entre la Vicepresidenta y la hermana del jefe de Estado reaviva la trama descubierta por LPO entre el propio Caputo, Kueider y el operador Adrián Kochen, hombre clave en los albores de la administración kirchnerista y el manejo de Repsol YPF a través de la familia Eskenazi. Kochen integra la escudería del asesor estrella de Milei y los Eskenazi gerencian el Banco de Entre Ríos, provincia donde nació el senador peronista.
Luego del voto por la positiva del legislador para la ley Bases, Caputo lo recompensó con delegaciones en PAMI y Anses en Gualeguaychú, un director en la represa de Salto Grande y la promesa de presidir la Bicameral de Inteligencia. El joven estratega del primer mandatario necesita un blindaje político en la comisión que podría revisar el accionar de la SIDE.
Las motivaciones de Villarruel para apoyar a Göerling parecen más brumosas. Hasta senadores cercanos a ella reconocen que el misionero no tiene experiencia en la materia y suponen que su opción es para seguir cultivando la diferenciación con respecto a Milei. «Sería un caso inédito que un senador ingresante presida esta comisión», completó un observador experimentado.
En un despacho libertario, fueron más elocuentes: «esa comisión va a ser un quilombo», se sinceraron ante LPO. «Todo el quilombo de Karina con Villarruel es por esta comisión, están discutiendo la guita», agregaron.
La Bicameral de Inteligencia está compuesta por 14 miembros, 7 en representación de la Cámara Alta y 7 por la Cámara de Diputados. Al cierre de este artículo, entre los senadores que integrarían el cuerpo figuraban, además de Kueider y Göerling, la chubutense Edith Terenzi y Mariana Juri, quien podría ser relevada por Martín Losuteau.
Fuentes del radicalismo comentaron a LPO que un sector de la UCR quería al presidente del partido como titular de la Bicameral, algo que en los pasillos estiman que podría funcionar como elemento disuasivo contra cualquier apoyo al misionero, cuyo ascenso se explica por ser lugarteniente de Humberto Schiavoni y por la afinidad entre la Vice y el ex presidente Mauricio Macri.
UP enviaría, por su parte, a los senadores Oscar Parrilli, Wado De Pedro y Florencia López, aunque desde el entorno de José Mayans no tenían confirmación aún, y los diputados Germán Martínez, Leopoldo Moreau y Paula Penacca. Los libertarios contarían con la presencia de Gabriel Bornoroni y César Treffinger, quien se habría quedado con la silla que pretendía el puntano Carlos D’Alessandro, el macrismo pondría a Cristian Ritondo y el radicalismo a Mariela Coletta.
Otro detalle inquietante es que, en las últimas horas, los legisladores del oficialismo empezaron a escuchar que Menem podría intentar una maniobra para quitarle un integrante al kirchnersimo, para alcanzar un acuerdo integral con los aliados. «Sería una locura porque Menem estaría incumpliendo la integración por D’Hont que acordó al inicio del gobierno», admitía con preocupación un libertario.