La marcha universitaria fue más masiva de lo que se esperaba y sacudió al gobierno de Javier Milei, que padeció la protesta más grande no sólo de su mandato sino de la última década.
Además de propagarse por todo el país, la movilización en la Ciudad tuvo una adhesión histórica. Los organizadores calcularon que 800 mil personas se movilizaron por el microcentro porteño, mientras que la UBA calculó 500 mil. La Ciudad que gobierna el PRO calculó 150 mil.
Más allá de las exactitudes, la marcha colapsó el centro e impidió la circulación como en ningún otro momento de la era libertaria.
El suceso golpeó en dos de los pilares que sostienen a Milei: el control de la calle que buscó aparentar durante los primeros meses de mandato con el protocolo de Patricia Bullrich que no existió este martes y en el apoyo monolítico de los jóvenes.
Los jóvenes fueron mayoría de un público integrado por clase media, por más que el Gobierno intentó hacer foco en la presencia del kirchnerismo, la izquierda, los radicales y la CGT, lo que ya de por sí demuestra una amalgama pocas veces vista en dos décadas.
En ese sentido se escucharon canciones contra Milei y se reprodujeron carteles sobre Conan, pero no se escucharon cantos de ningún partido en especial.
En el Gobierno se pasaban factura en la noche del martes por no haber podido evitar una foto tan adversa y por subestimar la convocatoria de las universidades. «Hicimos como el cartero que cree que el perro no lo va a morder sólo porque lo espera sentado en el porche», grafican en el Ejecutivo.
En sectores del Gobierno cuestionaron que a Milei «no lo cuidaron» al no desactivar el conflicto más previsible de su mandato. El presidente arrancó el día con retuits furiosos contra la UBA y luego de la marcha largó el teléfono, hasta que subió una imagen de un león tomando «lágrimas de zurdos» en una taza.
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«Vamos a intentar que se apague el fuego», dijeron a LPO los libertarios, aunque prevén más choques entre ministros antes de que se resuelva el conflicto.
«Esta marcha no se hacía si hace un mes le daban la plata que Caputo no quiso liberar», dijeron fuentes cercanas a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello.
La ministra no está exenta de las críticas, ya que la secretaría de Educación depende de su firma. En las horas previas a la marcha había renunciado el funcionario más íntimo de la ministra, Maximiliano Keczeli era el secretario de Coordinación Legal y Administrativa.
Entre los libertarios aseguran que Pettovello «va a caer en algún momento», pero creen que ahora es el momento de otras renuncias. Apuntan especialmente a Alejandro «Galleguito» Álvarez, el subsecretario de Política Universitaria que propuso «hacer mierda» el sistema universitario.