La semana corta en el Senado dejó un sabor amargo al oficialismo, que sólo pudo conformar cuatro de las siete comisiones pensadas para el jueves último, ante la rebelión de dos legisladores patagónicos que representan a gobernadores ofuscados con las negociaciones fiscales que lleva adelante la Casa Rosada. Este escenario alejó un poco más la posibilidad de sesionar para aprobar los pliegos de embajadores políticos -como el representante de la Argentina en los Estados Unidos, Gerardo Werthein– y convenios internacionales que tienen los dictámenes correspondientes.
En la previa del jueves, se tuvo que suspender la activación de la comisión de Defensa. Durante ese día sólo pudieron activarse cuatro de seis, ya que no llegaron al quorum necesario las de Agricultura, Ganadería y Pesca; y la de Trabajo y Previsión Social de la Cámara alta. Sobre este traspié aparecieron dos nombres principales de la nueva rebelión sureña: el santacruceño José María Carambia y la rionegrina Mónica Silva. Ambos responden a los gobernadores Claudio Vidal y Alberto Weretilneck, respectivamente.
Los legisladores no sólo no asistieron, sino que estuvieron presentes en el Senado mientras se caían las comisiones. Silva fue la única que dio a entender que no asistiría, mientras que Carambia fue más allá y se mostró por un pasillo minutos antes de una reunión para desaparecer del Palacio Legislativo.
Para entender este embrollo cabe recordar que el 13 de diciembre último, un conglomerado de 39 legisladores oficialistas y de la oposición anti K votó una distribución que relegó del esquema de poder al cristinismo, que impugna -sin presentaciones formales- dicha decisión.
Junto a Carambia está Natalia Gadano, que también acciona según las decisiones de Vidal. De esta manera, ambos y Silva se convertirían, en caso de continuar con este tipo de movimientos, en una traba para reunir el quorum necesario para sesionar, que es de 37.
De allí las dificultades de la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel, para salir del letargo post rechazo del mega Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que desregula la economía, que aún resta discutirse en Diputados.
El problema no queda sólo allí, ya que el oficialismo tiene que consensuar también con los peronistas disidentes Alejandra Vigo (Córdoba), Carlos Espínola (Corrientes) y Edgardo Kueider (Entre Ríos), así como la neuquina Lucila Crexell -en sintonía con el mandatario Rolando Figueroa-, enojada con Villarruel y Javier Milei. En mejor armonía aparecen los dos misioneros renovadores. En resumen, muchos flancos abiertos pese a la buena voluntad que desliza La Libertad Avanza en el Senado.
De cara a la semana próxima, el oficialismo apuró para el miércoles una reunión plenaria de las comisiones de Relaciones Exteriores; y de Presupuesto y Hacienda para avanzar con un acuerdo de noviembre de 2019 con la República Popular de China. Apunta a la “cooperación para la prevención y lucha contra el tráfico ilícito y la restitución de bienes culturales transferidos, apropiados, importados o exportados en forma ilícita”.
Media hora más tarde -11.30-, la de Relaciones Exteriores y Culto, que maneja el libertario Francisco Paoltroni (Formosa), continuará por su cuenta con un proyecto de ley ya aprobado por Diputados que instituye el 31 de octubre de cada año como el “Día de las Iglesias Evangélicas y Protestantes”.
Seguido a ello buscará despachar más convenios internacionales, como los tratados sobre asistencia jurídica mutua en materia penal con Serbia y Cuba, y los de extradición con China, Polonia y Costa Rica.
Para la semana entrante además se espera que aterrice en el Congreso el DNU que cambió la movilidad jubilatoria. Otro tema sensible para un Senado agitado no sólo por la negativa del kirchnerismo para integrar comisiones o dar quorum, sino también por un conglomerado de 39 legisladores oficialistas y opositores anti K que cruje con el correr de las jornadas.