Para un evento de Beverly Hills, eligió un modelo negro de escote strapless con falda fluida y un pequeño tajo. Completó con un collar en oro y diamantes de 18 quilates.
En medio de rumores de divorcio del príncipe Harry, que él mismo se encargó de desmentir a la prensa, Meghan Markle asistió sola a la Gala Paley Honors Fall en Beverly Hills, que homenajeó al actor, productor, director, escritor y filántropa por Tyler Perry por sus contribuciones a la industria.
Ya consagrada como un ícono de moda internacional por sus elegantes e impecables apuestas de moda en cada evento de su agenda, la exactriz estadounidense pasó por la red carpet y volvió a demostrar que no se necesitan grandes extravagancias para hacer una declaración de moda.
En la era del reinado de las transparencias, los brillos y las siluetas ajustadas al cuerpo, la duquesa optó por un vestido negro largo de silueta holgada, escote strapless corazón, drapeado a la altura del vientre, una sutil abertura en el frente de la falda y una pequeña cola. El diseño dejó a la vista un par de sandalias negras con taco aguja y tiras finas.
Mostrarse discreta, sin embargo, no la privó de sumar a su look una pieza de lujo: un collar realizadocollar realizada en oro y diamantes de 18 quilates. Se trata del collar Fortuna, de la firma Logan Hollowell, que está a la venta en la web de la marca por más de 30.000 dólares.
En sintonía con el vestuario, también optó por un beauty look sofisticado y discreto. El pelo lo llevó recogido de manera liviana con algunos mechones sueltos en los laterales del rostro. En cuanto al maquillaje, usó delineado negro en la mirada acompañado de máscara de pestañas, rubor en las mejillas y gloss en los labios.
